Formas de representar cuentos
Hay muchas
formas de contar o representar un cuento. Normalmente utilizamos el
lenguaje verbal, otras veces la mímica o los gestos, alguna vez un
teatro de marionetas... También, de vez en cuando utilizamos algún medio
técnico, como un proyector de diapositivas, él ay muchas
formas de contar o representar un cuento. Normalmente utilizamos el
lenguaje verbal, otras veces la mímica o los gestos, alguna vez un
teatro de marionetas... También, de vez en cuando utilizamos algún medio
técnico, como un proyector de diapositivas, el video o el ordenador.
Pero también
podemos representar cuentos bailando y cantando.
Debemos ser conscientes de la importancia de la literatura
infantil, no sólo a la hora de desarrollar la capacidad recreativa, creadora,
de expresión, imaginativa; sino también en la adquisición de actitudes y
valores, de conocimiento del mundo, de capacidad crítica y estética, de toma de
conciencia y, en último término, en la toma de opciones.
Esta iniciativa didáctica se da para que el estudiante aplique las manifestaciones literarias más tradicionales como es la fábula y muchas de ellas han pasado a formar parte de nuestro acervo cultural ¿Quién no conoce, aunque sea someramente, los relatos de muchas fábulas como entre ellas: el renacuajo paseador? quien narra la historia de un renacuajo desobediente, esto no sólo significa poner a los niños en contacto con sus raíces culturales, sino también entregarles pequeños consejos morales, tan vilipendiados en la actualidad, mostrándoles cómo ciertas actitudes en nada lo benefician, lo pueden dañar a él o a las personas que quiere o que sencillamente le harán perder el aprecio de sus amigos.
Es por ello que nosotros como docentes en nuestra
carrera educativa reflexionemos al respecto de la importancia que significa
para nosotros recuperar esta valiosa tradición literaria. “Es necesario
revitalizar la importancia que tiene la fábula en el desarrollo de la formación
personal y literaria en los primeros años de vida de los niños.
Galilea agrega que, debido en cierta medida al aporte que hacen las nuevas formas de literatura infantil, poco a poco, las fábulas han ido perdiendo terreno y se corre el riesgo de que para las nuevas generaciones sean cada vez menos conocidas. La fábula, por su lenguaje y simbología, en los últimos doscientos años ha ido quedando erróneamente entendida como relatos para niños, cuando en realidad fueron concebidas como narraciones didácticas para adultos o a lo que antiguamente se entendía por tales, es decir, a partir de la pubertad.
Junto al mito y la leyenda, la fábula formaba parte de una tríada de especial relevancia en la vida social, pues mientras el mito preservaba las creencias religiosas que una comunidad y explicaba el origen y razón de ser su mundo, la leyenda mantenía vivo el recuerdo de aquellos personajes y hechos que le daban una identidad propia, conservando, aunque ciertamente deformados por la fantasía, los acontecimientos que para un pueblo debían perpetuarse, porque eran motivo de orgullo, sintetizaban sus tradiciones o porque de recordarlas dependía su propia supervivencia. La fábula, por su parte, era una vía amena y eficaz de transmitir las pequeñas filosofías del diario vivir, así como ciertos valores que una cultura consideraba necesarios, ya fuera para el bienestar de la persona o en pro de una sana convivencia, presentándolos de un modo práctico y simpático en el que nadie podía sentirse ofendido, puesto que sus personajes eran animales u objetos y rara vez seres humanos; es decir, porque se criticaba con ellas una conducta y no a una persona.
“Redescubrir las fábulas y reencontrarse con ellas constituye un interesante desafío para el educador y los educandos
Galilea agrega que, debido en cierta medida al aporte que hacen las nuevas formas de literatura infantil, poco a poco, las fábulas han ido perdiendo terreno y se corre el riesgo de que para las nuevas generaciones sean cada vez menos conocidas. La fábula, por su lenguaje y simbología, en los últimos doscientos años ha ido quedando erróneamente entendida como relatos para niños, cuando en realidad fueron concebidas como narraciones didácticas para adultos o a lo que antiguamente se entendía por tales, es decir, a partir de la pubertad.
Junto al mito y la leyenda, la fábula formaba parte de una tríada de especial relevancia en la vida social, pues mientras el mito preservaba las creencias religiosas que una comunidad y explicaba el origen y razón de ser su mundo, la leyenda mantenía vivo el recuerdo de aquellos personajes y hechos que le daban una identidad propia, conservando, aunque ciertamente deformados por la fantasía, los acontecimientos que para un pueblo debían perpetuarse, porque eran motivo de orgullo, sintetizaban sus tradiciones o porque de recordarlas dependía su propia supervivencia. La fábula, por su parte, era una vía amena y eficaz de transmitir las pequeñas filosofías del diario vivir, así como ciertos valores que una cultura consideraba necesarios, ya fuera para el bienestar de la persona o en pro de una sana convivencia, presentándolos de un modo práctico y simpático en el que nadie podía sentirse ofendido, puesto que sus personajes eran animales u objetos y rara vez seres humanos; es decir, porque se criticaba con ellas una conducta y no a una persona.
“Redescubrir las fábulas y reencontrarse con ellas constituye un interesante desafío para el educador y los educandos
OBJETIVOS:
.- Fomentar y promover la elaboración de textos narrativos y disfrutar con los elementos imaginativos y emotivos de las fábulas.
.- Fomentar y promover la elaboración de textos narrativos y disfrutar con los elementos imaginativos y emotivos de las fábulas.
.-
Reflexionar sobre la fábula como texto narrativo con características propias y
conocer los principales fabulistas y sus obras.
.- Fomentar
la lectura como fuente de placer y de enriquecimiento personal.
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